O Senhor António



Numa das viagens que fiz à Argentina, deparei-me com um atraso no voo que me obrigou a pernoitar em Madrid e chegar um dia após o previsto ao meu destino. Nada de grave, obviamente, mas um acontecimento dispensável quando se trata de prolongar a hora de – finalmente – matar as saudades dos que amamos e não vemos há muito tempo. Lá estava eu, na fila gigantesca do check in, quando me apercebi que o voo seria cancelado por razões meteorológicas. Comecei a pensar na minha vida, amontoando ideias em catadupa: «só me faltava esta! não acredito que nunca mais lá chego, vai ser um dia perdido, etc…». É tão cansativa a nossa mente de macaco, não é? Os pensamentos saltitam de galho para galho, à cata de problemas desastrosos porque o lado negativo do nosso cérebro é viciado em «ses»… quanto mais rodopiamos em pensamentos stressantes, mais eles se multiplicam e inundam a nossa cabeça (e a nossa vida).

Este era um desses momentos. Depois de um telefonema aos meus familiares a explicar o atraso do voo, um homem, com idade para ser meu avô, dirige-se a mim: 

- Oh minha filha, não fiques assim. Se estamos aqui a esperar é que porque estamos vivos. E já que temos de esperar… a rir, custa menos! 





Com 80 anos, o senhor António estava naquela fila para regressar a casa, um mês depois de andar em viagem pela Europa com «a sua princesa» de 75 anos, a dona Maria. Nunca tinham saído do país de origem (Argentina) e após uma longa vida de trabalho e sacrifício, os filhos convenceram-nos a vender o carro para cumprirem um sonho antigo: conhecer a terra dos seus antepassados. Assim foi. Viajaram, os dois, por Itália, França e Espanha, carregados de mapas e orientações, e com uma só mala para ambos - uma lição de organização e logística para muitos jovens viajantes que levam a casa atrás:

- Não trouxe demasiada roupa porque podemos ir lavando durante a viagem, e preferimos ter mais espaço para recuerdos – explicou a Dona Maria que depressa me adoptou, como se me conhecesse, desde sempre. Não revelaram qualquer receio de viajarem sozinhos, por lugares completamente distintos dos que conheceram a vida inteira, utilizando diversos meios de transporte, várias línguas e fusos horários. 

- Não tivemos problema nenhum. Em cada sítio, fizemos amigos. E a comida, uma maravilha! – contava o Senhor António com aquela postura firme, tranquila e, ao mesmo tempo, entusiasta – O museu que mais gostei foi o Museo del Jamon, em Madrid, ficava lá a vida inteira!


Esta não era uma viagem qualquer. Representava o cumprir de um sonho, a união de uma família e a jovialidade destes dois seres humanos. O senhor António nasceu em Buenos Aires numa família muito pobre e o seu pai faleceu quando era pequeno. A mãe, uma pessoa doente, esforçava-se muito para o ajudar, motivando-o para que pudesse prosseguir os estudos e ter uma vida melhor. 

- Comecei a trabalhar aos 12 anos e nunca mais parei. Chegava a casa todos os dias, por volta das 23h, depois de um dia de trabalho e de aulas, e ainda ia pegar nos livros, à luz das velas. O que me valiam eram as comidinhas boas da minha mãe, e que continuam, até hoje, a ser os meus pratos preferidos: milanezas e empanadas.


A humildade deste homem foi o que mais me marcou. Oriundo de uma família muito pobre, a vontade de evoluir e os valores transmitidos pela mãe, fizeram com que o Senhor António se formasse em Engenharia de Automação e viesse a exercer, durante 40 anos, um cargo muito importante na Volkswagen. Confessava-me que o melhor investimento que fez foi estudar:
- Estudar te abre la cabeza! Houve uma altura em que hesitei em dar seguimento aos estudos porque andava muito cansado, estudar e trabalhar não é fácil. E como ganhava o meu dinheiro, podia ter desistido. Mas continuei e foi o melhor que fiz! - Reformado há uns anos, tornou-se um curioso pela astrologia. Os livros de automação ficaram para trás e foram oferecidos a uma biblioteca da sua cidade.
- Só fiquei com os livros de astrologia e vou continuar a investigar esta área. Tu nasceste em que dia…? - Dali ali em diante falámos de signos, características e compatibilidades. Uma delícia de partilha pela simbiose entre conhecimento e humor. 


A última conversa que tivemos, mesmo antes de, finalmente, entrarmos no avião – recordo-a com um profundo desejo de a poder praticar na minha vida. Uma lição sobre o amor, entre a Dona Maria e o Senhor António. Uma cumplicidade construída pelas diferenças de maneiras de ser e por algo em comum, demasiado forte – a maneira positiva como ambos encaram a vida, os obstáculos e a relação com os outros. Por fim, foi a minha vez de perguntar:
- Senhor António, qual é o segredo? O segredo de uma vida de mais de 40 anos em comum?
- Não há segredos no amor, apenas … cuidado e paciência! - O momento seguinte foi o instante mais mágico de todos: o olhar dele para ela, como se a estivesse a ver, pela primeira vez. 



Chegados ao destino, cada um seguiu o seu rumo e, provavelmente, nunca mais irei reencontrar estas pessoas. Mas, eles ficarão na minha vida, para sempre.


______________________________________________________________________

Texto en Español




En uno de los viajes que hizé a Argentina, tuvé un retraso en el vuelo que me obligó a pasar una noche en Madrid y llegar un día después de lo planeado a mi destino. Nada grave, por supuesto, pero un evento prescindible cuando se trata de encontrarse con los que más amamos y no vemos hace mucho tiempo. Allí estaba yo, en la cola gigantezca del check in cuando me di cuenta que el vuelo se canceló por razones climáticas. Empecé a pensar en mi vida, amontonando las ideas, "Sólo me faltaba esto! Nunca mas llego, voy a perder un dia, etc ... ". Es tan agotador nuestra mente de mono, ¿verdad? Los pensamientos se agitan, en busca de problemas desastrosos porque el lado negativo de nuestro cerebro es adicto al "si" ... cuanto más pensamientos estresantes, más se multiplican y inundan nuestra cabeza (y nuestras vidas).

Esta fue una de esas veces. Después de una llamada telefónica a mi familia para explicar el retraso del vuelo, un hombre bastante mayor, com edad para ser mi abuelo, me dice:
- Hija, no quedes asi. Si hemos de esperar es porque estamos vivos. Y ya que tenemos que esperar sí ó sí…si nos reímos cuesta menos!


Com 80 años, el Sr. António estaba en esa cola para volver a casa, un mes después de un recorrido por Europa con "su princesa" de 75 años, la Dueña María. Ellos nunca habían salido del país (Argentina) y después de una larga vida de trabajo y sacrificio, sus hijos los convencieron a vender el coche para cumplir un sueño antiguo: conocer la tierra de sus antepasados. Y así fue. Viajarón, por Italia, Francia y España, cargado de mapas y direcciones, y con una sola valija para ambos - una lección de organización y logística para muchos viajeros jóvenes:

- No trajimos demasiada ropa porque podemos ir lavando durante el viaje, y prefierimos tener más espacio para los recuerdos - explicó Dueña María, que me adoptó rápidamente como si me conociera desde siempre. Ellos no mostraron miedo en viajar solitos a lugares totalmente diferentes de los que conocian de toda la vida, utilizando diversos medios de transporte, diferentes idiomas y zonas horarias.
- No hemos tenido ningún problema. En cada lugar, hicimos amigos. Y la comida, maravillosa! - Dijo el Señor Antonio con esa forma de ser, tranquila y al mismo tiempo, entusiasta - El museo que más me gustó fue el Museo del Jamón en Madrid, me quedaria allá toda la vida!


Esto no fué un viaje cualquiera. Representaba el cumplir de un sueño, la unión de una familia y la alegría de estos dos seres humanos. El Señor António nació en Buenos Aires en una familia muy pobre y su padre murió cuando él era pequeño. La madre, una persona enferma se sacrificaba para ayudarlo, motivándolo para que pudiera seguir sus estudios y tener una vida mejor.
- Empecé a trabajar a los 12 años y Y desde entonces nunca paré. Llegaba a casa todos los días a las 23 de la noche, después de un día de trabajo y clases, todavía estudiaba bajo la luz de las velas. Lo único que me salvaban eran las comidas de mi mamá, y que continúan hasta el día de hoy siendo mis preferidas: milanezas y empanadas.


La humildad de este hombre era lo que más me impresionaba. Viniendo de una familia muy pobre, el deseo de progresar y los valores transmitidos por la madre, Hicieron que el Señor António se recibiera en ingeniero de Automacion y tener una carrera muy importante durante 40 años en Volkswagen. Me confesó que la mejor inversión que hizó en la vida fue estudiar:
- El estudio te abre la Cabeza! Hubo un momento en que dudé seguir los estudios, ya que estaba muy cansado, trabajar y estudiar no es fácil. Y cómo ganaba mi dinero, podía haber renunciado. Pero seguí y fue lo mejor que he hecho! – Esta retirado hace unos años y se ha convertido en un curioso por la astrología. Los libros de automatización los regalo a una biblioteca de su ciudad.
- me quede solamente con los libros de astrología y voy a seguir investigando esta área. Vos naciste en que día ...? – a partir de ese momento hablamos de señales, características y compatibilidades. Una delicia compartir… la simbiosis entre el conocimiento y el estado ánimo.


La última conversación que tuvimos, incluso antes de finalmente entrar en el avión – recuerdo con un profundo deseo de practicar en mi vida. Una lección sobre el amor entre Dueña María y el Señor António. Una complicidad construída por las diferentes formas de ser y por algo en común, demasiado fuerte - una manera positiva de mirar la vida, los obstáculos y la relación con los demás. Finalmente fue mi turno de preguntar:
- Señor Antonio, ¿cuál es el secreto? El secreto de una vida de más de 40 años en común?

- No hay secretos en el amor, sólo ... cuidado y paciencia! - El momento siguiente fue el momento más mágico de todos: la mirada de el hacia ella, como si la estuviera mirando por primera vez.


Cuando llegamos al destino, cada uno siguió su camino y probablemente nunca mas los. Pero ellos van a seguir estando en mi vida, para siempre.

Comentários

Enviar um comentário

Mensagens populares