Encontros e despedidas

«(…) e, assim, chegar e partir são só dois lados da mesma viagem/
a hora do encontro é também de despedida (…)»


Sou fã de uma canção de Maria Rita - filha da maravilhosa Elis Regina – que fala de encontros e despedidas. A vida como um ponto de encontro físico e emocional - porque estamos constantemente em viagem, dentro e fora de nós.

Ao longo do tempo, experienciamos encontros, desencontros e reencontros - a mesma raiz que desemboca em palavras que assumem significados distintos. Há dias, reencontrei amigos que residem a mais de 20 horas de voo… e foi, simplesmente, maravilhoso aquele abraço e as partilhas sucedidas - fez-me repescar algumas recordações.

Há muitas histórias de vida que inspiram filmes e a da minha família poderia dar uma trágico-comédia com laivos de Emir Kusturica. Sou descendente de emigrantes europeus (origem portuguesa, espanhola e italiana) que se aventuraram pelo mundo da América do Sul. No meu sangue circulam ímpetos de várias culturas latinas – talvez isso explique muita coisa! – e interesso-me por conhecer as minhas origens, sempre que posso.




Do que me foi dado a conhecer, as primeiras despedidas começam com o meu avô paterno, no final da década de 30. Português de gema, decide largar o velho continente, primeiro em direção ao Brasil e, depois, fixando-se na terra do Tango, para fugir à ditadura salazarista que, por cá, vigorava. De aventura em aventura, acabou por ir parar aos confins do mundo – literalmente – como dizia o Papa Francisco, no seu célebre discurso do Habemus Papa, em 2013. Tierra del Fuego foi o destino do António, pai do meu pai, tendo trabalhado na construção de uma ponte num dos locais mais a sul do nosso planeta. Anos mais tarde e após constituir família em Buenos Aires – onde viveria até aos 90 anos - regressa ao seu país de origem, apenas por duas vezes, uma de barco e outra de avião, para rever os seus familiares.

O meu pai fez o trajecto inverso, tendo-se deslocado do novo para o velho mundo. Recordo-me, claramente, da nossa primeira despedida e, 7 meses mais tarde, do nosso reencontro. Com 6 anos, viajei com uma mochila cheia de peluches – entre eles, a osita Marta, uma ursa cor-de-rosa, por sinal, inseparável da minha pessoa – com a minha mãe e irmã, na altura, uma bebé rechonchuda de 14 meses. De tenra idade, lembro-me de alguns excertos daquela viagem looongaaa… mas a memória mais intensa dessa época é a da expectativa de estarmos, os quatro, de novo, juntos.

Por ter familiares e amigos em vários pontos do globo, acabei por ter a oportunidade - gosto de pensar nas coisas pela positiva - de participar de vários rituais de espera. Se pudessem medir os nervos que nos assaltam, aquela dorzinha de barriga que aparece nos minutos que antecedem a chegada: “- Está a chegar! Parece ele! Afinal não é. É agora?!” - Os momentos de encontro deveriam ter um botão de pause. Ou, poderíamos conseguir congelar aquele instante e fazer repeat, sempre que quiséssemos. Para quem vive longe das suas pessoas, os reencontros transformam-se em autênticos balões de oxigénio que suavizam a dor da ausência. Por mais tecnologias que surjam, não há nada que substitua o efeito de um abraço. Encontros e despedidas...vida.



«Não sei o que é chegar, porque a minha vida é feita de partidas»
António Ramos Rosa

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Texto en Español





(...) y, así, llegar y partir solo son dos lados del mismo viaje /
La hora del encuentro es también de despedida (...) »




Soy fan de una canción de María Rita - hija de la maravillosa Elis Regina - que habla de encuentros y despedidas. La vida como un punto de encuentro físico y emocional - porque estamos constantemente en viaje, adentro y afuera de nosotros.


A lo largo del tiempo, experimentamos encuentros, desencuentros y reencuentros - la misma raíz que desemboca en palabras que asumen significados distintos. Hace días, rencontré a amigos que residían a más de 20 horas de vuelo ... y fue, simplemente, maravilloso ese abrazo y los intercambios sucedidos - me hizo repescar algunos recuerdos.


Hay muchas historias de vida que inspiran películas y la de mi familia podría dar una trágica-comedia con lazos de Emir Kusturica. Yo soy descendiente de emigrantes europeos (origen portuguesa, española y italiana) que se aventuraron por el mundo de América del Sur. En mi sangre circulan impulsos de varias culturas latinas - tal vez eso explique mucho! - y me interesa conocer mis orígenes, siempre que puedo.

De lo que se me ha dado a conocer, las primeras despedidas empiezan con mi abuelo paterno, al final de la década de 1930. Portugués verdadero, decide dejar el viejo continente, primero hacia Brasil y, después, fijándose en la tierra del Tango, para huir a la dictadura salazarista que, por aquí, estaba en vigor. De aventura en aventura, acabó por ir a los confines del mundo - literalmente - como decía el Papa Francisco, en su célebre discurso del Habemus Papa, en 2013. Tierra del Fuego fue el destino de António, padre de mi padre, habiendo trabajado en la construcción de un puente en uno de los lugares más al sur de nuestro planeta. Años más tarde y después de constituir su familia en Buenos Aires -donde vivío hasta los 90 años- regresa a su país de origen, sólo dos veces, una de barco y otra de avión, para visitar a sus familiares.

Mi papá hizo el recorrido inverso, habiéndose desplazado de lo nuevo al viejo mundo. Recuerdo claramente de nuestra primera despedida y, 7 meses más tarde, de nuestro reencuentro. Con 6 años, viajé con una mochila llena de peluches - entre ellos, la osita Marta, una oscura rosa, por cierto, inseparable de mi persona - un recorrido de unas 20 horas de vuelo con mi mamá y hermana, en ese momento una bebita gordita de 14 meses. De tierna edad, recuerdo algunos extractos de aquel viaje largooo ... pero la memoria más intensa de esa época es la expectativa de estar los cuatro de nuevo juntos.

Por tener familiares y amigos en varios puntos del globo, acabo por tener la oportunidad - me gusta pensar en las cosas por la positiva - de participar en varios rituales de espera. Si pudieran medir los nervios que nos asaltan, aquel dolor de vientre que aparece en los minutos que anteceden a la llegada: "¡Está llegando! ¡Parece él! Después de todo no lo es. ¿Es ahora ?! "- Los momentos de encuentro deberían tener un botón de pausa. O, podríamos congelar ese instante y hacer repetición, siempre que quisiéramos. Para quien vive lejos de sus personas, los reencuentros se transforman en auténticos globos de oxígeno que suavizan el dolor de la ausencia. Por más tecnologías que aparezcan, no hay nada que sustituya el efecto de un abrazo. Encuentros y despedidas ... vida.


«nó sé lo que es llegar porque mi vida es llena de partidas»(Antonio Ramos Rosa)

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