História Interminável – uma metáfora para os nossos dias



Não sei se já ouviram falar da “História Interminável” - um filme do género fantasia, infantojuvenil, imperativo para quem cresceu na década de 80. Embora tenham passado mais de 30 anos desde a sua estreia, este filme continua a dar que falar pela forma inusitada de abordar determinadas temáticas e, prova disso, é ter-me cruzado, há uns dias, com um artigo de análise psicológica deste enredo. O texto que li explicitava o modo como a “História Interminável” retratou, metaforicamente, a depressão e a superação através da criatividade. Foi muito interessante dar-me conta disso, tantos anos volvidos após ter contatado pela primeira vez com esta trama, numa aula de Português do meu 5º ano de escolaridade. Na altura, fiquei bastante impressionada, tendo sido um dos meus filmes favoritos durante muito tempo. Recordo-me de ter refletido, à maneira dos meus 10/11 anos de idade, sobre essa história de um menino que começa a ler um livro - falta às aulas para escapar aos bullies que o perseguiam - e que acaba por entrar dentro dele, sendo coautor do enredo em desenvolvimento. Acho que senti um pouco mais do que empatia pela personagem de Bastian, talvez um pouco de inveja porque gostaria eu, também, de poder entrar na terra da fantasia e dar asas à imaginação em mundos distantes. Desde aí, tive a nítida noção de que o mundo precisa de sonhos, de criatividade e de esperança. De meninos (e de adultos) que continuem a idealizar e a criar castelos na areia. 



Naquela época, não tinha maturidade suficiente para perceber que o autor também perspetivou certos momentos da história como símbolos para retratar a depressão –que pode afetar a todos sem precedentes de idade, género ou classe social. Um dos momentos que mais me fez apertar o coração – mas nem por isso deixava de ver – era a parte em que o guerreiro Atreyu, montado no seu cavalo, tinha de atravessar um pântano, o “pântano da tristeza”. O truque para superar as areias movediças daquele pântano era, simplesmente, não sucumbir à angústia e à melancolia, pois caso contrário os corpos eram sugados – tal como acabaria por acontecer ao seu cavalo. Numa demonstração de resiliência, o guerreiro resiste à dor de perder o seu companheiro e segue em frente em nome da missão que lhe foi confiada. 

Desse enlace de resistência e de determinação, Atreyu salva a Fantasia e salva-nos a todos. Herdamos, assim, a garra e a persistência destas personagens, no caminho da luta contra as adversidades. E com elas, a esperança e o sonho ou, como diz a canção: 

"Que sempre que o homem sonha 

o mundo pula e avança (…)" 

(“Pedra Filosofal”, António Gedeão) 






P. S - Para quem nunca viu o filme – miúdos e graúdos: vale a pena!


__________________________________________________
Texto en Español


Historia Interminable - una metáfora de nuestros días


No sé si ya han oído hablar de la "Historia Interminable" - una película del género fantasía, infantojuvenil, obligatoria para quien creció en la década de los 80. Aunque han pasado más de 30 años desde su estreno, esta película continúa dando que hablar por la forma interesante de abordar ciertas temáticas y, prueba de ello, es haberme cruzado hace unos días con un artículo de análisis psicológico. El texto que leí explicaba la forma como la "Historia Interminable" retrató, metafóricamente, la depresión y la superación a través de la creatividad. Fue muy interesante para mí de que, tantos años después de haberme puesto en contacto por primera vez con esta pelicula, en una clase de portugués en mi quinto grado. En ese momento, me impresionó mucho, siendo una de mis películas favoritas durante mucho tiempo. Me acuerdo de haber reflejado, a la manera de mis 10/11 años de edad, sobre esa historia de un niño que empieza a leer un libro - falta a las clases para escapar a los bullies que lo perseguían - y que acaba por entrar dentro de él, siendo coautor de la historia en desarrollo. Creo que sentí un poco más que empatía por el personaje de Bastian, tal vez un poco de envidia porque me gustaría también entrar en la tierra de la fantasía y dar alas a la imaginación en mundos distantes. Desde allí, tuve la nítida noción de que el mundo necesita sueños, de creatividad y de esperanza. De niños (y de adultos) que continúen idealizando y creando castillos en la arena.


En aquella época, no tenía madurez suficiente para percibir que el autor también escribió ciertos momentos de la historia como símbolos para retratar la depresión -que puede afectar a todos sin precedentes de edad, género o clase social. Uno de los momentos que más me hizo apretar el corazón -pero no por eso dejaba de ver- era la parte en que el guerrero Atreyu, montado en su caballo, tenía que atravesar un pantano, el "pantano de la tristeza". El truco para superar las arenas movedizas de aquel pantano era, simplemente, no sucumbir a la angustia ya la melancolía, pues de lo contrario los cuerpos eran succionados, tal como acabaría por suceder a su caballo. En una demostración de resiliencia, el guerrero resiste el dolor de perder a su compañero y sigue adelante en nombre de la misión que le fue confiada.


De ese enlace de resistencia y de determinación, Atreyu salva la “Fantasía” y nos salva a todos. Heredamos la determinación y la persistencia de estos personajes, en el camino de la lucha contra las adversidades. Y con ellas, la esperanza en el sueño o, como dice la canción:

"Que siempre que el Hombre sueña

el mundo salta y avanza (...)"

("Piedra Filosofal", António Gedeón)



P. S - Para quien nunca vio la película- chicos o grandes - vale la pena!


Comentários

Mensagens populares