FINISTERRA

 

Ouvi, num dos podcasts que me fazem companhia, que os lugares possuem energia e há territórios que contemplam energias mais densas do que outros, devido à sua História. Já tinha refletido sobre a importância dos lugares nas nossas vidas, mas desta vez, o meu pensamento conduziu-me a imaginar a quantidade de pessoas que passam pelas diversas localizações geográficas, especialmente, no caso dos lugares turísticos com maior afluência: “Quem passou ali? Que bagagem (emocional) trazia? Para onde vai?”

Um dos locais que conhecemos, recentemente, foi Finisterra (Finis terrae) que significa “onde acaba a terra”. Trata-se de uma das etapas mais célebres do Caminho de Santiago, na qual milhares de peregrinos finalizam a peregrinação, depois de terem visitado a Catedral de Santiago de Compostela. Interessada em histórias e rituais espirituais, descobri que, segundo a tradição, os peregrinos, ali chegados, devem queimar as roupas e tomar um banho de mar - a verdadeira transformação para uma nova vida após a dura caminhada.


Ora, sabendo disto, tinha a expectativa de visitar um lugar especial. Porém, a experiência foi muito além do que eu tinha suposto a partir das pesquisas no Google – a energia dos lugares não consegue ser traduzida através da tecnologia. A mente foi suplantada, por alguns momentos, por uma emoção que me invadiu o corpo quando comecei a caminhar por aquele monte com vista sobre o mar. Aqueles penedos escondem tantas jornadas que quase me senti abraçada por eles, num acolhimento sublime.

Para completar o cenário místico: o som de gaita de foles ecoava junto ao Farol. O vento soprava, docemente, aos nossos ouvidos, contando os milagres que lá se manifestaram. Com pele de galinha fiquei ao imaginar todas as promessas, todos os objetivos e sonhos concretizados em forma de superação - e a sincronia continuou quando avistámos uma placa com referência à Argentina. Está tudo alinhado, pensei eu, obrigada!

Desta vez, fomos até Finisterra de carro, mas fica a promessa de que a próxima visita será feita em modo de peregrinação. Sinto que o Caminho está a chamar por mim, sobretudo  depois de ter pisado o cabo onde termina a terra - imagino a explosão de sensações que deverá acontecer, ao concluir ali, uma caminhada de autoconhecimento físico, emocional e espiritual.


“Finisterra,
Voy a llevarte a donde termina la tierra
Para decirte que te querré, aunque todo acabé,
Porque nosostros somos el principio
De todo lo importante
(A.D)

Texto en Español

FINISTERRA

He oído, en uno de los podcasts que me hacen compañía, que los lugares poseen energía y que hay territorios que contemplan energías más densas que otros, debido a su Historia. Ya había reflexionado sobre la importancia de los lugares en nuestras vidas, pero esta vez mi pensamiento me llevó a imaginar la cantidad de personas que pasan por las diversas localizaciones geográficas, especialmente en el caso de los lugares turísticos con mayor afluencia: "¿Quién pasó allí? ¿Qué mochila (emocional) traía? ¿A dónde va?"

Uno de los lugares que conocemos recientemente fue Finisterra (Finis terrae) que significa "donde acaba la tierra". Se trata de una de las etapas más célebres del Camino de Santiago, en la que miles de peregrinos finalizan la peregrinación después de haber visitado la Catedral de Santiago de Compostela. Interesada en historias y rituales espirituales, descubrí que, según la tradición, los peregrinos, allí llegados, deben quemar sus ropas y tomar un baño de mar - la verdadera transformación para una nueva vida después de la dura caminata.

Sabiendo esto, esperaba visitar un lugar especial. Sin embargo, la experiencia fue mucho más allá de lo que había supuesto a partir de las búsquedas en Google - la energía de los lugares no se puede traducir a través de la tecnología. La mente fue suplantada, por algunos momentos, por una emoción que me invadió el cuerpo cuando comencé a caminar por aquel monte con vista sobre el mar. Aquellas rocas esconden tantas jornadas que casi me sentí abrazada por ellos, en una acogida sublime.

Para completar el escenario místico: un sonido de gaita resonaba junto al Faro. El viento soplaba dulcemente a nuestros oídos, contando los milagros que allí se manifestaron. Con piel de gallina me quedé al imaginar todas las promesas, todos los objetivos y sueños concretados en forma de superación. Y la sincronía continuó cuando vimos una placa con la referencia a Argentina. ¡Está todo alineado, pensé, gracias!

Esta vez, fuimos a Finisterra en coche, pero queda la promesa de que la próxima visita será hecha en modo de peregrinación. Siento que el Camino me está llamando - imagino la explosión de sensaciones que habrá al terminar en aquel lugar, una caminata de autoconocimiento físico, emocional y espiritual.


"Finisterra,
Voy a llevarte a donde termina la tierra
Para decirte que te quiero, aunque todo acabé,
Porque nuestros ostros somos el principio
De todo lo importante"
(A.D)

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