RELATOS SELVAJES (01) - MARIA

 A sorte presenteou-me com relatos de seres humanos incríveis que se superaram, desde tenra idade. Irmãos da nossa mãe, beberam da vida pura e genuína dos campos de Entre Rios, Argentina. Uma infância que teve, tanto de bela, como de sofrida. Aqui fica uma singela homenagem, em modo de pequenos contos de personagens que fazem parte, também, da minha história – talvez porque consiga ver, em cada um deles, um pouco dela...


MARIA

Ainda hoje, Maria é fã de maté cocido, mas aquele gosto de quando era miúda, nunca mais voltou a saborear. Além do maté, o pão com manteiga e dulce de leche continua a ser a sua merenda ideal, talvez porque lhe lembra o tempo em que tudo era feito por eles, no fogão a lenha.  O cheiro, o suor, o esforço, eram traduzidos num instante de felicidade.  

Naqueles tempos duros, nunca tivera brinquedos. Porém, mantinha o sonho de ter uma boneca, daquelas que ilustravam os livros de romance. Já mais crescida, esperando a visita dos irmãos mais velhos que trabalhavam, longe de casa - ansiava os mimos, as roupas, os bolos e, principalmente, o afeto -  foi surpreendida, de uma forma que jamais esqueceu. 

Eles chegaram com uma caixa especial, delicadamente embrulhada com um laço de festa. No interior, havia uma boneca, de pele branca, cristalina e uns cabelos dourados, como se lhe tivessem lido os pensamentos.

- “Os sonhos voam!” -  pensou ela – “os sonhos podem tornar-se realidade” -  mesmo que, às vezes, tardem um bocadinho mais.

Maria estava na puberdade, não tinha, propriamente, idade de brincar com bonecas. No entanto, aquele momento foi sentido como a maior das conquistas, tendo guardado o episódio no seu coração, como uma prova de fé e esperança que lhe valeram, ao longo da sua vida.


“Nós não paramos de brincar porque ficamos velhos. Ficamos velhos por parar de brincar”

(George Shaw)


Texto en Español

RELATOS SELVAJES - MARIA

 La suerte me presentó los relatos de unos seres humanos increíbles que se superaron a sí mismos desde una edad muy temprana. Hermanos de nuestra mamá, crescieron en la vida pura y genuina de los campos de Entre Ríos, Argentina. Una infancia que tuvo un tanto de belleza como de sufrimiento. Acá dejo un simple homenaje, en forma de cuentos de estos personajes que también forman parte de mi historia, quizás porque logro ver, en cada uno de ellos, un poco de ella…

MARIA

Aún hoy, María es fanática del mate cocido, pero ese sabor de cuando era niña, nunca lo volvió a probar. Además del mate, el pan con manteca y dulce de leche sigue siendo su merenda ideal, quizás porque le recuerda la época en que todo lo hacían ellos, en la cocina de leña. El olor, el sudor, el esfuerzo, se tradujeron en un instante de felicidad.

En esos tiempos difíciles, nunca había tenido juguetes. Sin embargo, mantuvo el sueño de tener una muñeca, una de esas que ilustran los libros. Unos años más tarde, esperando la visita de los hermanos mayores que trabajaban lejos - ansiaba mucho los mimos, la ropa, los pasteles y, sobre todo, el cariño - se sorprendió, de una manera que nunca olvidó.

Ese dia, ellos llegaron con una caja especial, delicadamente envuelta con una cinta roja. En el interior, había una muñeca, de piel blanca, cristalina y cabello dorado, como si le hubieran leído los pensamientos.

- "¡Los sueños vuelan!" - pensó - "los sueños pueden hacerse realidad" - aunque a veces tarden un poquito.

María estaba en el inicio de la adolecencia, no tenía edad para jugar con muñecas. Sin embargo, sintió aquel regalo como la mayor de las conquistas, habiendo guardado ese episodio en su corazón, como prueba de fe y esperanza que la caracterizan, a lo largo de su vida.

No dejamos de jugar porque somos viejos. Nos hacemos viejos porque dejamos de jugar ”

(George Shaw)

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