Celestices – como é bom rir de mim mesma!

 

Sempre fui desastrada, distraída, desengonçada - sou daquelas que bate contra os móveis da casa, a toda a hora, e depois não se lembra de onde raio saíram as nódoas negras que vão aparecendo! Vivo, a maior parte do tempo, no mundo dos sonhos, num plano quase etéreo, a matutar mil e quinhentas ideias, planos e expressões criativas. Às vezes, penso que sou mais de outro mundo do que deste – quem sabe?! A maior parte das conjunturas não passam de repetições, julgamentos e ruminações – nisso sou exatamente igual a qualquer outro ser humano. É verdade, 95% dos nossos pensamentos diários correspondem a pensamentos que já tivemos anteriormente. Muito entediante é o nosso andar de cima, não acham?!

Onde se esconderá a originalidade quando não a evocamos amiúde? Para onde foge a nossa essência quando nos deixamos levar pelo piloto automático da sobrevivência? Os anos passam e o mundo obriga-nos, uns mais do que a outros, a responder, a reagir, a definir com regra e esquadro. Controlo. Pelo meio, há um preço a pagar: escapa-nos, como areia entre os dedos, a inocência que nos torna únicos.


Neste contexto, vou falar-vos um bocadinho do que me distingue e que vem a propósito do titulo deste blog: as Celestices. Quem me conhece melhor, sabe bem do que falo. Sou rebelde à minha maneira, arrisco sem pensar e depois dou conta da minha loucura, em modo inocente - conservo o olhar de quem tem 6 anos de idade, à porta da escola, esperando fazer parte de um mundo mágico e surpreendente.

As Celestices operam quando me rio de mim mesma, quando permito que os outros se riam comigo e também os consigo contagiar com o sentido do ridículo. Porque o mundo não é para se levar demasiado a sério, já é denso o suficiente para que nos deixemos arrastar pelas ondas da exigência e da perfeição.

- “Podias cortar o pão em fatias e não fazer esculturas floreadas, não era?!”
- “Poder, podia! Mas não era a mesma coisa…!”


E sabem porquê? Não faz parte da minha essência. Admiro as pessoas organizadas e elas dão-me segurança, sem dúvida. Mas não as invejo (de todo!) porque não gosto de linhas retas. Gosto mais de curvas. Do friozinho na barriga, ao subir e descer a montanha da diversão. Prefiro ângulos, quadros abstratos, daqueles que tendem mais para o surrealismo do que para o estilo clássico. Apaixona-me o surreal e o dramático, confesso - e é cada história mirabolante que daria um outro blog mais à medida dos apanhados…

Dei-me conta de que, quando a vida me põe à prova, as Celestices tendem a camuflar-se por debaixo da armadura de combate – a velha guerreira em estado de alerta. No entanto, tomo agora consciência de quão revigorante é rir de mim própria, em qualquer situação, mesmo nas batalhas mais sangrentas – e sei que sou boa nisso!

Rir de mim mesma representa, de facto, uma forma de poder e eu não quero abdicar desse trunfo, até ao meu último suspiro de vida. É o que faz de mim o que genuinamente sou.


“A vida é muito importante para ser levada a sério.”

(Oscar Wilde)

Texto en Español

 

Celestices – como es bueno reirse de uno mismo!



Siempre he sido torpe, distraída - soy una de esas personas que se golpea en los muebles de la casa, todo el tiempo, y luego no recuerda dónde diablos se hizo los moretones que siguen apareciendo. Vivo, la mayor parte del tiempo, en el mundo de los sueños, en un plano casi etéreo, dándole vueltas a más de mil quinientas ideas, planes y expresiones creativas. A veces pienso que soy más de otro mundo que de este, ¡¿quién sabe?! La mayoría de las situaciones no son más que repeticiones, juicios y divagaciones - en esto soy exactamente como cualquier otro ser humano. Es cierto, el 95% de nuestros pensamientos diarios corresponden a pensamientos que hemos tenido antes. Muy aburrido es nuestro piso de arriba, ¿no crees?

¿Dónde se esconderá la originalidad cuando no la evoquemos a menudo? ¿Hacia dónde huye nuestra esencia cuando nos dejamos llevar por el piloto automático de la supervivencia? Pasan los años y el mundo nos obliga, a unos más que a otros, a responder, a reaccionar, a definir… Regla y cuadra. Control. En el medio, hay un precio a pagar: la inocencia que nos hace únicos se nos escapa, como arena entre los dedos.

En este contexto, les voy a contar un poco sobre lo que me distingue y lo que viene con el título de este blog: las Celestices. Quien mejor me conoce sabe de lo que hablo. Soy rebelde a mi manera, me arriesgo sin pensar y luego me doy cuenta de mi locura, de una manera inocente - mantengo la mirada de una niña de 6 años en la puerta de la escuela, esperando ser parte de un mágico y sorprendente mundo.

Las Celestices funcionan cuando me río de mí misma, cuando permito que los demás se rían conmigo y también logro contagiarlos con el sentido del ridículo. Porque el mundo no está hecho para tomarse demasiado en serio, ya es lo suficientemente denso como para dejarnos llevar por las olas de la exigencia y la perfección.

- “¡Podrías cortar el pan derechito y no hacer esculturas floridas, ¿no?!”

- “¡Poder, podría! ¡Pero no sería lo mismo…!”

Y sabes por qué? No es parte de mi esencia. Admiro a la gente organizada y me da seguridad, sin duda. Pero no los envidio (¡para nada!) porque no me gustan las líneas rectas. Me gustan más las curvas. De las mariposas en el estómago, subiendo y bajando la montaña de diversión. Prefiero los ángulos, las pinturas abstractas, las que tienden más al surrealismo que al estilo clásico. Me encanta lo surrealista y lo dramático, lo confieso, y tengo cada anécdota que haría otro blog de humor...

Me di cuenta de que cuando la vida me pone a prueba, las Celestices tienden a camuflarse bajo una armadura de combate: la vieja guerrera en alerta máxima. Sin embargo, ahora me doy cuenta de lo refrescante que es reírse de mí misma, en cualquier situación, incluso en las batallas más sangrientas, y sé que soy buena en eso, ¡no hay duda!

Reírme de mí misma es, de hecho, una forma de poder y no quiero renunciar a esa carta de triunfo, hasta mi último aliento de vida. Es lo que me hace ser lo que realmente soy.


"La vida es demasiado importante para ser tomada en serio."

(Oscar Wilde)

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