Meditando na praia


O grupo foi até à praia de Quiaios, no contexto de um programa de férias promovido pela I CREATE. Trata-se de um período em que múltiplas são as atividades que promovem bem-estar, desde as caminhadas nos passadiços, à contemplação do mar e as conversas relaxadas durante as refeições.

- "Parece que aqui os problemas estão longe, conseguimos desligar-nos e viver o momento presente!" - foi este o relato de uma senhora com quem tive a sorte de privar no caminho de regresso a casa.

A minha tarefa seria facilitar uma meditação na praia naquele dia, mas confesso que voltei muito mais leve do que fui. Não só pela praia - um cenário natural sempre inspirador - mas sobretudo pela oportunidade de interagir com pessoas tão generosas que se abrem às possibilidades de viver melhor.


Estava um dia bastante ventoso, mas não foi isso que nos impediu de nos sentarmos na areia para iniciar a prática. Procurámos, porém, um local junto às dunas, de forma a tornar-se mais abrigado para todos. Respeitámos as necessidades de cada um, estando uns nas toalhas e outros sentados em cadeiras. Nesta dinâmica, a compaixão manifesta-se de modo natural, até nos instantes em que temos de apoiar alguém a levantar-se ou a sentar-se, pois a areia costuma ser mais simpática para os jovens do que para os que contam mais anos no bilhete de identidade.

Começámos por conectar-nos ao lugar, devagarinho, aquietando o corpo e a mente. A orientação consistia em estarmos em silêncio, atentos aos sons que surgem, e fechar os olhos durante uns instantes. De pé, fizemos uma automassagem ao corpo, brindando gentileza ao nosso ser. Neste caso, aproveitámos o vento para sentir o ar a circular pela silhueta e o sol, quente, a vibrar na nossa pele.

O desafio seguinte consistiu em descobrir algo agradável, naquele contexto. Podia ser, ali, onde estávamos sentados ou podíamos deslocar-nos uns metros para contactar com os estímulos naturais. Uns optaram por ficar na toalha, simplesmente, a ouvir o som do mar, completamente anestesiante. Houve quem olhasse para as gaivotas e recolhesse uma pena, perdida, no meio do areal. Corajosas foram as que quiseram averiguar a temperatura da água, sentindo o bater, violento, das ondas.

E eu, caminhei até às dunas. Primeiro, detive-me a contemplar uma das ervas que ali crescia, com uma textura que parecia veludo. Depois, deixei-me guiar pelo espanto de observar as pessoas do grupo a fluírem nas suas descobertas, como se a energia conjunta se transformasse num mapa cintilante. Uma verdadeira bênção para os meus olhos!

As vivências são todas distintas, mas em uníssono ecoava, naquele instante, a voz da calmaria: a mente tinha parado de tagarelar.

“O que conta na vida não é o mero facto de termos vivido. É a diferença que fizemos na vida dos outros que determina o significado da vida que tivemos."
(Nelson Mandela)


Texto en Español
Meditando en la playa

El grupo fue hasta la playa de Quiaios, en el contexto de un programa de vacaciones promovido por la asociacion ICREATE. Se trata de un tiempo en que son múltiples las actividades que promueven bienestar, desde las caminatas en los pasadizos, a la contemplación del mar y las conversaciones relajadas durante las comidas.
- Parece que acá los problemas están lejos, conseguimos desconectarnos y vivir el momento presente! - Este fue el relato de una señora con la que tuve la suerte de privar en el camino de regreso a casa.

Mi tarea sería facilitar una meditación en la playa ese día, pero confieso que regresé mucho más liviana de lo que fui. No solo por la playa - un escenario natural siempre inspirador - sino sobre todo por la oportunidad de interactuar con personas tan generosas que se abren a las posibilidades de vivir mejor.

Era un día bastante ventoso, pero eso no fue lo que nos impidió sentarnos en la arena para iniciar la práctica. Sin embargo, hemos buscado un lugar junto a las dunas, de modo que sea más abrigado para todos. Respetamos las necesidades de cada uno, estando unos en las toallas y otros sentados en sillas. En esta dinámica, la compasión se manifiesta de modo natural, incluso en los instantes en que tenemos que apoyar a alguien a levantarse o a sentarse, pues la arena suele ser más simpática para los jóvenes que para los que cuentan más años en el carné de identidad.

Empezamos conectándonos al lugar lentamente, aquietando el cuerpo y la mente. La siguiente orientación consistía en estar en silencio, atentos a los sonidos que surgen, y cerrar los ojos durante unos instantes. De pie, hicimos un automasaje a nuestro cuerpo, brindando amabilidad a nuestro ser. En este caso, aprovechamos el viento para sentir el aire circular por nuestras formas y el sol, caliente, vibrando en nuestra piel.

El desafío siguiente consistió en descubrir algo agradable. Podría ser, allí, donde estábamos sentados o podríamos movernos unos metros para contactar con los estímulos naturales. Algunos optaron por quedarse en la toalla, simplemente, escuchando el sonido del mar, completamente anestesiante. Algunos miraron a las gaviotas y recogieron una pluma, perdida, en medio del arenal. Valientes fueron las que quisieron averiguar la temperatura del agua, sintiendo el latir, violento, de las olas.

Y yo, caminé hasta las dunas. Primero, me detuve a contemplar una de las hierbas que allí crecía, con una textura que parecía terciopelo. Después, me dejé guiar por el asombro de observar a la gente del grupo fluir en sus descubrimientos, como si la energía conjunta se transformara en un mapa brillante. ¡Una verdadera bendición para mis ojos!

Las vivencias son todas distintas, pero en unísono cantaba la voz de la tranquilidad: la mente había dejado de parlotear.

"Lo que cuenta en la vida no es el mero hecho de haber vivido. Es la diferencia que hemos hecho en la vida de otros lo que determina el significado de la vida que hemos tenido."
(Nelson Mandela)

Comentários

Mensagens populares