Vivam, vivam, vivam! (Ruy de Carvalho)
“Vivam, vivam,
vivam!” - estas palavras continuam a ressoar
dentro de mim, em modo repeat, desde que as ouvi, no outro dia,
proferidas pelo grande Ruy de Carvalho. Tive o privilégio de assistir à peça de
teatro “Ruy - a história devida” que consiste numa viagem pelo percurso de vida
e obra deste magnífico ator português.
Quando adquiri
os bilhetes para o evento, a minha intenção era testemunhar, de perto, a
presença de um homem de 98 anos, cuja carreira sempre se pautou pela excelência
e por um enorme profissionalismo. “É uma oportunidade única!” - pensei eu, para
com os meus botões - não é todos os dias que se pode respirar o mesmo ar que um
monstro da representação. Todavia, depois de 1h30 de espetáculo, as minhas
expectativas foram altamente superadas, tendo ficado muito impactada com a
performance demonstrada em palco.
Nesta obra, Ruy
faz dele próprio, numa evocação bem-humorada das inúmeras histórias que
vivenciou no seu tempo de vida. Com momentos hilariantes, conta episódios
únicos que nos levam a rir às gargalhadas, sem nunca esquecer a referência aos seus
colegas e amigos do teatro, muitos já falecidos, uma vez que ele é o ator mais
velho do mundo, em exercício.
Mais do que
tudo, este homem toca-nos, profundamente, com o seu olhar ternurento, a sua voz
radiofónica e uma mensagem de amor pela arte. Fala-nos, também, da importância
de vivermos em democracia, numa alusão a pequenas memórias de um tempo em que a
censura proibia qualquer possibilidade de expressão criativa. Do alto da sua
sabedoria, alerta-nos para os perigos atuais de não preservarmos o bem mais
precioso: a liberdade.
A “história
devida” emociona-nos, inspira-nos e enche o nosso coração de luz. Um convite à
vida, pois como diz o Ruy de Carvalho: “Não se pensa na morte! Ela vem quando
quiser, não vale a pena pensar nela, por isso, vivam, vivam com toda a alma!”.
Obrigada, Ruy de
Carvalho, por nos fazer sentir (mais) vivos!
Vivan, vivan,
vivan! (Ruy de Carvalho)
"Vivan,
vivan, vivan!" - estas palabras
siguen resonando dentro de mí, en modo repeat, desde que las escuché, el otro
día, proferidas por el gran Ruy de Carvalho. Tuve el privilegio de asistir a la
obra de teatro "Ruy - a história devida" que consiste en un viaje por
el recorrido de vida y obra de este magnífico actor portugués.
Cuando adquirí
las entradas para el evento, mi intención era presenciar de cerca la vida de un
hombre de 98 años, cuya carrera siempre se ha guiado por la excelencia y un
enorme profesionalismo. "Es una oportunidad única!" - pensé yo, para
con mis botones - pues no es todos los días que se puede respirar el mismo aire
que un monstruo de la representación. Sin embargo, después de una hora y media
de espectáculo, mis expectativas fueron superadas en gran medida, habiendo
quedado muy impactada con la actuación demostrada en el escenario.
En esta obra,
Ruy se hace a sí mismo, en una evocación bien humorada de las innumerables
historias que ha vivido en su tiempo de vida. Con momentos chistosos, cuenta
episodios únicos que nos hacen reír a carcajadas, sin olvidar nunca la
referencia a sus compañeros y amigos del teatro, muchos ya fallecidos, puesto
que es el actor más viejo del mundo, en ejercicio.
Más que nada,
este hombre nos toca profundamente con su mirada tierna, su voz radiofónica y
un mensaje de amor por el arte. Nos habla también de la importancia de vivir en
democracia, en alusión a pequeños recuerdos de un tiempo de dictadura, en el
que la censura prohíbia cualquier posibilidad de expresión creativa. Desde lo
alto de su sabiduría, nos advierte de los peligros actuales de no preservar el
bien más preciado: la libertad.
La
"historia debida" nos emociona, nos inspira y llena nuestro corazón
de luz. Una invitación a la vida, pues como dice Ruy de Carvalho: "¡No se
piensa en la muerte! Ella viene cuando quiere, no vale la pena pensar en ella,
por eso, vivan, vivan con toda el alma!".
Gracias, Ruy de
Carvalho, por hacernos sentir (mas) vivos!
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